Por Judith Ortíz y Eduardo Padilla
Al igual que en el caso de las grandes urbes mexicanas, la zona metropolitana de Guadalajara enfrenta uno de los mayores retos para asegurar la calidad de vida de los tapatíos: el control del tráfico vial.
Con una población de 5.579 millones de habitantes (1.44% más que el año pasado) y un parque vehicular estimado en 2.766 millones de unidades —el 63.3% de todos los autos en Jalisco—, es innegable que uno de los retos más grandes para la capital jalisciense es el congestionamiento en sus principales arterias, lo cual trae consigo contaminación y una baja en la calidad de vida.
En días laborales, el embotellamiento en la Av. López Mateos, que cruza la ciudad y su conurbado de norte a sur, puede abarcar hasta 27 kilómetros y representar una pérdida de tiempo calculada en 2 horas.
Ante este panorama, el gobierno entrante de Pablo Lemus, en coordinación con las autoridades municipales de la ZMG, busca implementar un plan maestro para el control del congestionamiento y los problemas que conlleva.
¿Medidas inmediatas? Debate sobre el contraflujo
Una de las propuestas más controvertidas ha sido la habilitación de hasta seis carriles en contraflujo en López Mateos para aliviar la tensión en horas pico (6–9 a.m. y 4–7 p.m.). Voces críticas señalan que muestra poca empatía con quienes usan la vía como salida principal de la ciudad y que ofrece una visión limitada a largo plazo.
Qué urge, según la academia
Para Adriana Olivares, profesora del CUAAD (UdeG), las necesidades principales y urgentes para atender el problema del tráfico en la ciudad son:
- Mejorar la cobertura del transporte público con conexión adecuada a periferias.
- Desconcentrar la oferta laboral de Guadalajara y Zapopan hacia otros puntos de la metrópoli.
- Crear infraestructura y seguridad para modos alternativos como bicicleta y espacios peatonales.
También considera inviable la estrategia del contraflujo: “es una estrategia inmediata que no va a servir a futuro”, sobre todo ante el aumento constante del parque vehicular en los últimos dos años, situándose en un 67%.
¿Cuál ha sido la respuesta de las autoridades jaliscienses?
Vigente desde 2016 (con ajustes), el Plan de Movilidad Sostenible funciona como esquema de acción para pautas de una movilidad correcta con enfoque social y ambiental. Busca:
- Atender necesidades de traslado a lo largo y ancho de la ZMG (del centro histórico a barrios residenciales y periféricos).
- Reducir impacto ambiental y consumo energético por contaminación del aire.
Además del tema vial, el gobierno de Lemus ha puesto foco en la movilidad a pie —que define como “la principal herramienta de transformación urbana”—. El objetivo: crear o adecuar infraestructura peatonal en calles, aceras, paseos y bulevares que incentiven recorridos a pie para acceder a servicios, trabajo o esparcimiento.
Un proyecto destacado es Paseo Alcalde, 5 km de corredor que une el centro con Av. Washington, pasando por sitios estratégicos como la catedral metropolitana. Este año Lemus anunció el redoble de apuestas por la caminabilidad con un parque lineal para peatones a lo largo de Av. México (de Américas a Chapultepec) —“que Guadalajara sea una ciudad habitable y vivible”.
Transporte masivo y conectividad
- Mi Macro Periférico: creación de una (segunda) línea BRT que recorre 49 km del periférico con autobuses de tránsito rápido, emulando el metrobús de CDMX.
- Línea 4 del tren ligero: aunque ha sufrido retrasos desde su proyección de apertura en octubre de 2024, conectará Tlajomulco, Tlaquepaque y Guadalajara, beneficiando hasta 116 mil usuarios diarios.
Aun con estos avances, persisten quejas ciudadanas: solo en 2024 el sistema de transporte público de Guadalajara y su área conurbada atendió 26.4 millones de viajes, presionando la operación cotidiana.















