La diabetes es una de las enfermedades crónicas más comunes, y mal llevada, una de las más mortales. En el continente americano, es la sexta causa de muerte y la segunda de discapacidad, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En el caso de México, afecta a 14 millones de adultos, un incremento del 10 por ciento sólo en los últimos años. Lo más grave es que su prevalencia es cada vez más común en personas jóvenes, incluso menores a los 20 años.
Y aunque el diagnóstico puede ser devastador, dado que no existe una cura, hay esperanza: bien llevada, el paciente puede mantener una buena calidad de vida y evitar las complicaciones más comunes. «Es una enfermedad que no se quita pero se puede controlar muy bien siguiendo ciertas recomendaciones», señala el Dr. Guillermo Gálvez, Jefe del Servicio de Endocrinología del Nuevo Hospital Civil de Guadalajara. Aquí presentamos una lista de los cuidados más importantes.
Primer enemigo: el sobrepeso El sobrepeso y la obesidad no solamente son factores de riesgo que contribuyen a la aparición de esta enfermedad; también pueden empeorar su pronóstico. Por eso, ante el diagnóstico, lo primero que debe hacerse, además de iniciar un tratamiento médico, es controlar el peso y la alimentación. «Uno, si el paciente tiene sobrepeso u obesidad, hacer todo lo posible para lograr bajar al menos el 10 por ciento del peso que tiene en ese momento (…) para que metabólicamente mejore mucho su control del azúcar, y eso automáticamente hace que se pueda preservar mucho mejor la función de su páncreas para la liberación de insulina y eso favorece que puedan responder de forma inicial a medicamentos orales y no forzosamente requerir tratamiento con insulina», explica Gálvez. El cuidado de la alimentación también puede evitar el desarrollo de la enfermedad en personas que padecen prediabetes; es decir, cuando sus niveles de azúcar en la sangre están entre los 101 y 125 mg por decilitro.
Enemigo dos: el descuido El riesgo con la diabetes mellitus son las complicaciones que suelen acompañarla. Hay tres órganos que suelen verse comúnmente afectados. El primero son los ojos, a través de la retinopatía diabética, cataratas o glaucoma, que son las causas principales de ceguera en los pacientes.
Uno de los componentes principales que ocasionan daños en estos tres órganos, sobretodo en los ojos y en los riñones, son los problemas de circulación. Los niveles altos de azúcar en la sangre provocan alteración en los vasos sanguíneos. El endotelio, que es la capa que recubre por dentro todas las arterias, se daña. El paciente tiene elevaciones más importantes de colesterol y de moléculas anormales que lo transportan, favoreciendo la formación de placas de ateroma, y por tanto afectando la circulación arterial. Por ese motivo los pacientes también tienen un incremento de enfermedad cardiovascular, que es una de las causas principales del llamado pie diabético.
Enemigo tres: el colesterol
El segundo son los riñones, con la enfermedad renal crónica que termina en la necesidad de diálisis. Y el tercero, los nervios periféricos con la neuropatía diabética, que provoca sensación de piquetes o adormecimiento en la extremidades. Sin embargo, para que estos daños ocurran, se requieren años de una diabetes sin control.
«Eso para que ocurra es que la diabetes no se haya controlado adecuadamente por 10 años. Entonces los pacientes tienen suficiente tiempo para tratar de cambiar su estilo de vida, apegarse bien a los tratamientos que el médico que los atiende les recomienda para no desarrollar complicaciones», señala Gálvez.
«Un motivo principal de amputaciones es que una persona con diabetes ya empieza a tener problemas en la circulación periférica, sobretodo de tipo arterial. Si además es hipertenso, y fuma, y tiene colesterol alto, además de diabetes incrementan mucho su riesgo de enfermedad cardiovascular y de muerte», explica el experto.
«Esos cuatro componentes los denominamos el cuarteto de la muerte, porque llevan a un desenlace fatal en pacientes con diabetes».
Cuarto enemigo: El estrés
El estrés puede ser el gatillo para que se exprese la enfermedad en personas con niveles anormales de glucosa en la sangre. El estrés constante puede llevar a un descontrol crónico de la enfermedad, incluso en pacientes que toman sus medicamentos adecuadamente. Por ello, es importante que se incorporen técnicas para manejar el estrés, como la actividad física, la meditación y el apoyo psicológico.
Las enfermedades virales como la influenza pueden provocar mayores complicaciones en personas con padecimientos crónicos como la obesidad, la hipertensión y la diabetes mellitus tipo 2. Es importante que estas poblaciones se vacunen contra la influenza para protegerse, especialmente durante el invierno. Además, la infección por COVID-19 incrementó la prevalencia de diabetes en pacientes con predisposición a desarrollarla.
La recomendación es que todas las personas mayores de 20 años revisen sus niveles de azúcar en ayunas al menos una vez al año, ya que en etapas tempranas los pacientes son totalmente asintomáticos. La prevención es clave, con o sin COVID-19.
Cuando los niveles de azúcar en la sangre están por encima de 300 mg por decilitro, se presentan señales como orinar con frecuencia, necesidad de ingerir muchos líquidos y fatiga, lo que indica que se tiene que tratar la enfermedad con urgencia apoyándose en la insulina. Los niveles normales de azúcar oscilan entre 70 y 100 mg por decilitro.
La importancia de los hábitos en el control de la enfermedad es clave para prevenirla. Existen dos grupos de medicamentos diferentes que en conjunto con un estilo de vida saludable pueden disminuir el riesgo de que desarrollen o progresen a enfermedad renal crónica entre un 30 y 40%. Además, en pacientes que ya han tenido eventos cardiovasculares, mejorar su condición con este tipo de medicamentos disminuye su riesgo de tener nuevos eventos cardiovasculares probablemente entre un 15 y 20 por ciento.
En otras palabras, vivir con diabetes no necesariamente implica una menor calidad de vida, pero sí la necesidad de mejores hábitos para preservarla.
